lunes, 27 de agosto de 2018

ático.



No, no estamos en noviembre. 
Y sí, sigo pensado en ti.
Los años siguen pasando y tú sigues ahí,
inconmensurable en mis recuerdos. 
Tan cerca y a la vez tan lejos, que suelo pensar que jamás nos cruzaremos.
El fantasma de aquellos niños rebeldes, sigue encerrado en el caos de mi conciencia; porque aunque ahora somos dos auténticos desconocidos, nuestro fantasma estará ahí siempre, perpetuo, sempiterno.
 Y tú que sabes tanto, seguro que sabrás que siempre, es siempre.

Zona de confort.

Porque, a veces, la zona de confort es como una venda traslúcida.
Nos permite ver que tenemos algo bueno, pero nos oculta que podemos obtener cosas impresionantes.
Y sí, arriesgarse a quitarse la venda puede ser doloroso, pero es, a la par, necesario.