miércoles, 14 de diciembre de 2011

CAPITULO 1.

Era un día como otro cualquiera, me había levantado perezosa,sin ganas de ir a trabajar, y un día más, sin saber que ponerme. Bajé a desayunar, cogí lo primero que agarró mi mano y me lo puse, cogí el portátil, me puse los cascos y salí por la puerta.Lo último que deseaba en esos momentos era continuar encerrada en casa, tan vacía y tan gris, desde que decidió marcharse.
Aun no entiendo del todo como pudo dejarlo todo tan rápidamente, ni tampoco se si Alice tuvo algo que ver en  aquel repentino y frustrante cambio.Antes de conocerle, mi vida giraba entorno a mi familia, mis problemas, mis amigos y realmente era mi vida, hasta que apareció él.. y arrasó con todos mis principios en una semana y los cambió por los suyos, pero esa es otra historia.
Salí apresuradamente por la puerta, me monté en el metro y me fundí en mis pensamientos, mientras disimuladamente observaba a la curiosa gente que se movía de un lado para otro, como si todos llegaran tarde a coger un tren, allí estaba yo, con la mirada perdida, pensando en aquellas noches mirando las estrellas a su lado, buscando constelaciones y cotilleando a la luna, helándonos del cálido frío que nos rodeaba... Los recuerdos inundaban mi mente y a su vez mi razón. No debía pensar en él, en todo aquello, debería eludir todos los tipos de pensamientos que conllevaran al amor, pero claro, era imposible, mirase donde mirase, ahí estaba, una pareja feliz, derrochando amor, ternura, complicidad.. Haciéndome sentir vacía, sin él. Miré a la parada y salí disparada, para variar, casi perdía la estación. Salí a la luz del día, mis pupilas se dilatan, amo esa sensación. Me fundí entre la gente, siempre me gustaba bajarme una parada antes a la de la notaría, por el simple echo de que perderse entre una multitud de desconocidos diarios, era muy reconfortante.Lo sigue siendo.
Crucé el portal y saludé a la recepcionista, muy amable, como siempre. Me monté en el ascensor, donde, por suerte o por desgracia me encontré con mi jefe, que para colmo me entregó millones de papeles que revisar, aquel día se me iba a hacer eterno.Pasé a mi oficina de becaria y comencé por el principio, devorando, sin descanso ni piedad, cada uno de los errores cometidos por Don Javier, que a su vez, he de reconocer, que no eran pocos. Solo pude parar para tomarme un par de cafés, uno de mis mayores vicios reconocidos. En cuanto terminé con todo el papeleo se lo acerqué a su despacho y me retiré, sin armar mucho escándalo, raro por mi parte, soy un desastre.
Salí de la notaría, con los cascos, una vez más decidida a perderme en mis recuerdos.
Era mas pronto de lo normal, decidí irme a una cafetería, pedirme un expresso para llevar e irme, dando un paseo a los viveros a pasar la tarde, para  evadirme de mis sueños en voz alta.
Comencé a pensar, sin poder evitarlo ni una vez más en el trágico final de aquella dulce,intensa y corta historia.Y justo entonces, un muchacho se tropezó delante de el banco sobre el que yo meditaba y todos sus papeles salieron disparados, me acerqué rápidamente a ayudarle, parecía frustrado o cabreado, se los dejé en el montón que llevaba en el brazo y levanté la cabeza, me quedé mirando, como una tonta.Moreno, precioso. Me sonrió - Me llamo Samuel, Sam Walter, encantado- dijo. 
- Soy Marie, Marie Brizard, lo mismo digo-Sonreí.- Que torpe soy, no te he dado las gracias, muchísimas gracias- argumentó rápidamente.
Asentí y me volví a sentar en el banco, con una sonrisa que el mismo me había contagiado, así estuve cinco minutos hasta que yo misma me di cuenta de la situación: Sola, con el café casi tan helado como mi coordinación, tras el alboroto que había causado el primer encuentro con Sam en aquel parque.
Salí del parque, bajé al metro y volví a casa. A mi gris,solitaria y vacia casa tras la marcha de Scott.

1 comentario:

  1. El único fallo que le encuentro es la gramática, que es todo con el pasado simple, sin variarlo, por lo demás, es perfecto, la historia, el seguimiento desde la cabeza de Marie, todo :D

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