domingo, 13 de noviembre de 2011

5

Ha llegado noviembre. Sí. Parece mentira, pero después de todo lo ocurrido ha llegado. Si soy sincera, es el mes que más me gusta. No sé si será porque llega el frío, o porque fue el mes en el que empezamos a conocernos. Tan inocente yo, tan jovencito tú. Pero de eso hace ya cinco años. Y ni tú ni yo estamos dispuestos a volver a pasar por aquello. ¿O sí? Quién sabe. ¿Tú, que todo lo sabías? No. No sabes ni eso ni nada. Crees saber mucho, y no sabes absolutamente nada. Y te justifico tal aclaración. Si tuvieras el más mínimo conocimiento del daño que me llegaste  a hacer, no habrías actuado así. Porque yo sé, que en lo más profundo de tu conciencia, en un ático bohemio donde tienes encerrados los recuerdos del pasado, vaga triste mi fantasma. El fantasma de esa niña, de mejillas sonrosadas y pelo alborotado. La niña rebelde que se comía el mundo. Esa, que está hay encerrada, en tu ático bohemio, atada a el, sin querer salir de allí. Porque aunque ahora somos como extraños, esa fantasma estará hay siempre, perpetuo. Y tú que sabes tanto, seguro que sabrás que siempre, es siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario